La Verdadera Historia de Caperucita Roja y El Lobo Desquiciado



Había una vez una Caperucita roja, que bajando al bosque se encuentra a un lobo galante y fornido con gracia para las chicas, aunque con mala suerte en eso del amor, el siempre habia estado enamorado de aquella hermosa niña, pero ella jamás lo quiso.

- ¿a dónde vas pequeña niña?, déjate querer y dame un beso esta vez- dice el lobo hambriento y feroz.
-a ti que te importa lobo sapo, hazte click y minimízate- dice Caperucita indiferente.
- huy pero como ha cambiado este cuento- dice el lobo desconcertado.

La pequeña niña solo buscaba salir de ese lugar frió y tenebroso, el bosque no era hecho para ella, necesitaba un poco de luces, música, ruido; necesitaba de la ciudad que la envolvía, quería beber cada gota de su sangre tibia, quería perderse en sus calles oscuras y jamás volver. Ella esperaba ya tener la mayoría de edad para escaparse con Pulgarcito a vivir en la ciudad de los gigantes donde podrían vivir lejos de su madre y su abuela, que vivía mandándola.

Caperucita era una niña rebelde, usaba minifalda en la escuela, y se pintaba los labios de rojo, llevaba siempre en sus uñas un esmalte negro, curiosamente había conocido al lobo antes, solo que ella solía jugar con los hombres y lobos; les destrozaba el alma, Caperucita era un veneno letal para cualquiera.
Mientras caminaba a su paso dejaba cenizas de su cigarrillo, cosa que el lobo aprovecho para seguir de cerca a su amor, a su obsesión, Caperucita había mentido como siempre, nunca fue donde su abuela, ya que la odiaba, fue a un bar a las afueras del bosque, donde bebería vodka hasta perder la conciencia que la acusaba siempre, hasta poder desvariar delante de un espejo y con su labial dibujar corazones rotos, palabras vacías, que salían de su alma entenebrecida como queriendo dejar al mundo un mensaje, dejar en su vida una huella imborrable.

El lobo la seguía de cerca, quería beber su piel hasta que amaneciera, quería tenerla y respirar su feroz aliento en su cuello, mientras la besaba, eso era lo que más anhelaba. Después de la una Caperucita ya estaba borracha y dibujaba sus corazones, mientras por la puerta entraba el lobo dispuesto a beber de sus labios su alma, entretanto Caperucita indefensa, de espaldas a su verdugo, el lobo se acerca sutilmente y coloca su peluda mano en la cadera de Caperucita roja, que lentamente baja, mientras que la otra mano pasaba por la solapa de su chaqueta donde tenía un arma que apunta directamente a la cabeza de la pobre e indefensa niña desprotegida. Pero, entre el silencio se escucha una leve risa, la niña indefensa se ríe delante de su reflejo, sabe lo que le espera y no le teme de sus labios solo se escucha:

- pobre lobito tonto-, y velozmente saca un cuchillo que guardaba muy bien y lo clava directo en su corazón.

Ella sabía de antemano que el lobo la seguía y que era lo que haría, solo que ella se dejó llevar por sus instintos y dejo correr el agua por sus dedos, dejo que todo sucediera como en un juego.

-lobito inútil tu queriendo beber de mis labios, y yo queriendo beber tu sangre estamos a mano.- decía la astuta niña sacando su cuchillo del cuerpo del lobo.

Simplemente ella era vil, y antes de que el lobo dejara de respirar le da un beso, uno que jamás olvidaría, y que lo llevaría a la muerte poco a poco, a un infierno lleno de pasiones y deseos, que se había guardado dentro de su cuerpo, solo vio alejarse a la pequeña sombra roja que bebió de su sangre, a la maldita bruja que mato sus sueños, la que lo mataba cada día, la que le quito la vida, y así termina la historia de un lobo enamorado que vivió solo durante su vida que queriendo hacerse a la fuerza de un amor loco, este término cegándole la vida, que maldita vida la del lobo sinvergüenza, que dicha para la pequeña niña que de inocente no tenía nada, era una loba, una loba herida.

Por: Eduardo Pimienta
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