El problema Final - Capítulo 2

CASO 1 - EL INOCENTE SACRIFICO



Pasaron pocas cosas en los seis meses siguientes a haber conocido a Félix. Hubo algunas muestras de su talento para la deducción, pero ninguna mas impresionante que la anterior, pues estaba sumido en sus investigaciones para la escuela de detectives, y solo salía de su burbuja de concentración para lanzar una que otra critica al poco conocimiento de quienes le enseñaban. Siempre mantuvo un perfil sumiso ante sus maestros pues sabia que hacerles ver su error sería contraproducente para sus perfectas calificaciones. En ese sentido siempre fue muy práctico.

Tras su graduación, parecía muy feliz, pues durante sus pasantías en la jefatura de policías, tuvo buenas críticas de sus superiores. Esa es una historia que no puedo contar pues no lo había conocido para entonces, aunque sé que tiene escritas sus anécdotas en un diario el cual le he insistido que me deje ver y publicar a manera de obra literaria, porque sé que puede ser de mucho beneficio para la sociedad.

El estaba alegre porque le habían reservado una vacante como asistente del detective jefe Raúl Rayes, con el que ya se llevaba bien. Rayes le dejaba ser, y siempre confiaba en su criterio, pues en muchas ocasiones demostró la veracidad de sus capacidades. Pronto pasó la navidad y el año nuevo, los cuales fueron días como cualquier otro para el práctico Félix, quien consideraba todo ello innecesario y un factor distractor además. Cuando llego el primero de enero, el estaba mas que dispuesto para su primer día de empleo y se preparaba para salir cuando su teléfono timbró. Era el detective Rayes, quien se encontraba en ese momento atendiendo un caso de asesinato en las afueras de la ciudad. Habían encontrado a una mujer desnuda con las manos cortadas y su rostro sin piel y sin ojos. Era algo nuevo para mí pues llegaba a una ciudad que aparentemente era muy civilizada y segura, y esto hacía que las cosas se sintieran diferentes.

Emprendimos la ida, llegamos en taxi, era un pequeño bosque de cedros a las afueras de la ciudad, al noreste para ser exactos, allí los arboles y la nieve mostraban un paisaje sobrecogedor, el cual solo era opacado por la escena que estábamos por ver. Nos esperaba el grupo de investigadores y el detective, también estaba más adelante en la escena el inspector Jean Paulson, quien también era un gran admirador de las capacidades de Félix. Al llegar no se hicieron esperar.

–espero tu mente esté en estado deductivo el día de hoy– dijo rayes.
–No es un estado emocional, sino una condición permanente– dijo Félix –buenos días a todos.
–Buenos días– respondieron los que alcanzaron a oírle.
– ¿Qué tenemos?– preguntó Félix.
–lo que te comenté por teléfono, la mujer ha sido encontrada boca abajo, con las manos cortadas amarradas sobre su espalda, la cuerda a la mitad del antebrazo. Como puedes ver, está desnuda y medio cubierta por la nieve, no hemos levantado mucho su cabeza pero con lo que se alcanza a ver, parece que no tiene piel, y hemos encontrado sus ojos clavados en su nuca. ¿Qué te recuerda?– expreso Rayes.
–el caso de Edwin Timothy. ¿Pero si él está convicto, como pudo haber hecho esto?
–exacto, por eso te he mandado a llamar, es obvio que tenemos un equipo de investigación en ello, pero sé que tú tienes una vista excepcional para lo que se sale de la lógica. Ya hemos establecido unas cuantas teorías de las que se destacan, un imitador común, un imitador ordenado por el mismo Timothy para que continúe su obra mientras él es exculpado de todo, y pues la que nunca descartamos, y es exactamente el hueso que te dejaremos roer, que sea el mismo Timothy quien haya venido mágicamente desde la cárcel a cometer un asesinato y haya vuelto a su celda antes de que cualquiera se diera cuenta– dijo Rayes
–me parece interesante esa última, pero, ¿no contemplaron la posibilidad de que Rayes sea inocente? ¿Y que el asesino en este caso, sea el mismo que en los casos anteriores y que Timothy no haya tenido que ver en ellos?– Dijo Félix mirando detenidamente la escena.
– ¿de qué hablas? ¿Cómo puede ser inocente? ¡Si el mismo confeso!–exclamó Rayes ante la mirada de el inspector quien no había pronunciado palabra durante ese tiempo.
– ¿qué te hace llegar a esa conclusión Félix?– dijo Paulson
–Siempre pensé que Timothy era inocente, pero su convicción durante su confesión me hizo alejarme del caso, pues para ese momento era un estudiante y podría complicar las cosas, además, Edwin no parecía molesto con su situación, pero hubo algunas discrepancias en sus declaraciones que me llevaron a esa conclusión– dijo él.
–Coméntanos– dijo Rayes
–El punto a la altura del coxis– dijo Félix
– ¿De qué hablas? ¿Cual punto?– dijo Paulson
–Todas las víctimas tienen tatuado un punto a la altura del coxis, nunca se prestó atención al hecho de que estuviera ahí pues las personas se tatúan constantemente hoy en día, y pudo haberse pasado por alto, pero siempre estuvo allí, y en las fotos de las autopsias la herida del tatuaje parecía reciente, como en este caso. A lo que voy es que Edwin nunca habló de ese punto, ni de las razones por las que lo hizo, pero todo asesino en serie quiere explicar detalladamente su obra de arte, así que ¿por qué omitiría algo tan importante? Pues la conclusión más atractiva para mí en este momento, es que él no era el asesino, nunca lo fue– explicó el joven aprendiz de detective.
–pero si él es inocente ¿pero qué se declaró a sí mismo culpable?– dije yo
–y esa mi querido Watson, es la pregunta correcta, la que nos llevará a la pronta resolución de este curioso caso– dijo él.
– ¿Cómo es que esa es la pregunta correcta?–dijo Rayes.
–vamos amigos, podemos de esta escena determinar cosas tan superficiales como la dirección que tomó el asesino, de donde vinieron, cuantos sitios pueden tomarse como posibles sitios de asesinato, pero nada nos dice la identidad del asesino, así que si resolvemos esa pregunta, sabremos quién es el verdadero culpable– dijo Félix
–Explícanos– dijo Paulson, quien siempre era cauto y reservado en sus comentarios, a diferencia de Rayes quien era algo más efusivo al hablar.
–si peligrara la vida o la libertad de un ser querido, qué harías, ¿no tomarías su lugar por amor, aceptando toda la culpa para así dejar en libertad a quien consideras necesita una segunda oportunidad? ¿No es esa la premisa que nos trajo el libro milenario más famoso? El sacrificio del creador, por su creación, el cual toma el lugar de los culpables para así absolver a una humanidad completa del inminente castigo divino. Eso nos dice mucho de quién podría ser nuestro nuevo “más buscado”– dijo Félix

En ese momento, dejamos la escena para ir a la jefatura de policía, pues el resto de procedimientos como el levantamiento del cadáver y recolección de información quedaron a cargo de los investigadores, y sobre las pistas encontradas por Félix al llegar a la escena, él explicó su punto de vista al inspector y el detective quienes pusieron a un equipo a trabajar con base en ello. Las conclusiones que nos llevarían un paso más cerca de resolver este caso, llegarían al leer los archivos de los asesinatos anteriores, pero no creo tener espacio para contarlo en este capítulo, pues toda la emoción y condimento de ello, merece un espacio dedicado y un título propio.

Por: Camilo Barrera
Arte: Camilo Barrera
© Camilo Barrera 2015. Todos los derechos reservados

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