Apartando el dolor (Relato 17)

Apartando el dolor


Está totalmente oscuro, lo único que puede percibirse es el sonido de miles de voces cuchicheando y balbuceando palabras inentendibles. A veces se escucha uno que otro aplauso o uno que otro grito, pero no de terror o rabia sino de emoción, y muy pocas veces el silencio predomina…

De pronto la oscuridad es totalmente rota por una luz dorada que desciende sobre la parte delantera de aquel lugar, iluminando a una mujer muy hermosa de cabello rosa y elegante vestido azul. De la misma manera más luces de color, azul, rojo y verde iluminan a aquella hermosa mujer y acto seguido, aquellos cuchicheos y balbuceos se transforman en gritos, aplausos y ovaciones.

La mujer es nada más y nada menos que Karla, la cantante del momento; tan envidiada como admirada, y un icono entre la gente. Definitivamente una de las personas más influyentes en la escena musical actual… De pronto levanta su micrófono y empieza a lucir su voz con su canción más sonada haciendo que el público enloquezca.

El concierto fue todo un éxito; seguramente generará millones para los bolsillos de Karla quien con una sonrisa despide a su público y se dirige a su camerino.
La artista abre la puerta, entra y la cierra sin siquiera encender las luces…

Toma asiento, retira la banda de su muñeca derecha descubriendo la cicatriz de su último intento de suicidio. Así mismo retira la banda de su cuello descubriendo la cicatriz de su primer intento.

Con sus dos manos cubre su rostro y entre sollozos culmina otra velada exitosa de concierto…

A la mañana siguiente un avión privado se encontraba esperando por Karla. Sería un vuelo de 8 horas a otro país ya que se encontraba en una gira a nivel mundial. Karla se dirigía hacia el aeropuerto en una limusina, totalmente adormilada y agotada por los conciertos de días pasados, pero ella era un producto que todos utilizaban a su antojo para tener dinero así que estaba bien. Su madre había muerto de una enfermedad cuando ella tenía 15 años y su padre la vendió sin rechistar a sus actuales empresarios así que siendo una persona que lo tenía todo, no tenía absolutamente nada más que un gran vacío en su interior.

Finalmente llegaba la hora de una nueva maravillosa velada. Otro concierto de la gran Karla y otro maldito día de ser el producto de todos… Sin embargo, en los conciertos había un detalle extrañamente agradable:

En todos y cada uno de sus conciertos había un hombre en la primera fila observando, pero no observaba la grandiosa actuación de la artista sino que observaba a la persona que se ocultaba tras toda esa mezcolanza de glamour y tristeza, lo cual Karla lo encontraba muy extraño, pero al mismo tiempo reconfortante. Por primera vez desde que su madre murió alguien la observaba con una mirada totalmente sincera y desinteresada, y sin importar a donde fuera ella este hombre siempre estaría ahí para admirarla.


Después de su último concierto Karla terminó su rutina de llanto sazonado con odio y decidió escabullirse entre el séquito de seguridad (o más bien sus carceleros) para salir y perderse por un momento entre la oscuridad de la noche aunque no fuera posible escapar, aunque después tuviera que regresar a su realidad, Karla solo quería olvidar todo por un momento sin importar cuan ínfimo resultara ser…

A pesar de estar en un país del cual ni siquiera había escuchado mucho, esta infeliz mujer se las arregló para moverse por las calles pero se sentía tan perseguida que la caminata se convirtió en una carrera para evadir a quienes ella pensaba que se encontraban siguiendo sus pasos pero en lugar de eso lo que estaba persiguiendo a Karla era lo que la había estado persiguiendo durante toda su vida… La soledad.

De tanto mirar hacia atrás no notó que había llegado a una esquina en la cual también venía un hombre. Ambos se estrellaron y del bolso de Karla calló un pequeño cofre dorado con café muy elegante pero notablemente deteriorado que fue recogido por una mano desconocida ante los ojos angustiados de la chicha quien levantó su mirada y se dio cuenta con sorpresa como con un poco habitual sentimiento de agrado que la persona que tenía el cofre en la mano, aquel hombre con el que se había topado tan violentamente no era otro que el chico misterioso de la primera fila.

??????? - O!!! Eres Karla no?
Karla -  shhhhhhhhhhhhh! Por favor no lo digas tan alto, podrían escucharte
??????? – Qué pasa???

En ese momento el chico vio atónito como de los ojos de Karla empezaron a salir lágrimas – Ven conmigo- La tomó de la mano y ambos se retiraron.

Café Mignon

??????? – Espero que te guste el café
Karla – No se me permite beberlo
??????? – …………………………
Karla – Dime: Por qué siempre me sigues a cada concierto que presento?
??????? – Te molesta? Creí que un fan fiel como yo te daría muchas ganancias.

Karla dirigió su mirada hacia el suelo con un semblante absolutamente desolado pero el chico inmediatamente tomó su suave mano entre las suyas sorprendiéndola gratamente ya que era la primera vez en mucho tiempo que experimentaba el contacto físico.

Karla – Como te llamas?
??????? - Disculpa mi falta de delicadeza! Mi nombre es Martin
Karla – Me agrada ese nombre! Te queda – Dijo con una dulce sonrisa adornando su rostro.


En ese momento ambos se miraron fijamente a los ojos del otro como si en el exterior no hubiera un mundo desmoronándose de tanta corrupción y miseria. Solo existían ellos dos y aunque no fueron más de 10 segundos ambos atesorarían ese momento por el resto de sus vidas.

Martin rompió aquel silencio –  La razón por la que te sigo en cada concierto es…- Karla coloco su dedo índice derecho en los labios de Martin al tiempo que acercaba los suyos para besarlo pero no recibió más que una evasión – No… no puedo – Karla se levantó de su lugar – Discúlpame! Será mejor que me vaya – Pero cuando se disponía a salir del establecimiento dos brazos rodearon dulcemente su cintura desde atrás y delicadamente Martin le susurró al oído – Ya sabes lo que hay si sigues ese camino, y sé que no quieres volver ahí…


Media noche:

Ambos se encontraban en un hotel con vista a una enorme ciudad bañada con las luces que hacían que la noche no fuera tan tremendamente oscura y solitaria. Martin se encontraba estático, con su mirada fija en la nada a través de la ventana, mientras que Karla sentada en la cama del cuarto miraba al suelo. Solo observaba como caían sus lágrimas y se estrellaban.

Karla – Por qué siempre me sigues? –
Martin – …………………… –
Karla – Dime algo… –
Martin – ……………– Cerró sus ojos…
Karla – Por qué no me respondes? –

Karla no recibió respuesta de Martin así que se dirigió a él y empezó a golpear su pecho con sus puños.

Karla – Di algo!!! Maldita sea!!! –

Martin solamente trataba de detenerla…

Karla – vivir no vale nada!!! – Al escuchar esto Martin soltó una bofetada seguida únicamente de un eco que al desvanecerse solo dejó un silencio terrorífico en el cuarto.
Ninguno decía nada pero no era necesario ya que Karla con su mirada hacía que Martin entendiera por todo lo que estaba pasando. Este último exhaló al tiempo que cerraba sus ojos y acto seguido desarmó a Karla con un abrazo, el cual fue seguido por un beso.

No es difícil imaginar lo que sucedería entre una mujer totalmente carente de esperanza y un hombre de pocas palabras o emociones en un cuarto de hotel y con un futuro oscuro por delante…

Todo sea por apartar el dolor…

A la mañana siguiente Karla tuvo que regresar a su realidad y desde ahí su vida no hizo más que empeorar… Su equipo de trabajo la vigilaba incluso en su intimidad, aun en los días de descanso no le era permitido salir a ninguna parte y ni siquiera tenía un medio para comunicarse con nadie. Era una presa sin esperanzas de ser rescatada, aunque en su interior había una sola cosa o más bien persona que le daba fuerzas para continuar y era Martin.

El único rayo de esperanza que Karla vislumbraba era el hecho de poder ver a Martin en sus conciertos, sin embargo, por muy increíble que parezca, esto jamás volvió a ocurrir. Karla nunca más volvió a ver a Martin y esto la hizo caer en una profunda depresión que la dejó postrada en una cama, perdiendo su alma debido al dolor.

Primero fue sorpresa, luego fue tristeza, luego fue dolor y por último fue odio…

Pasaron semanas y una revelación simplemente se manifestó… 

Karla estaba embarazada. Ahora no solamente sufriría ella sino que la personita en su vientre también tendría que padecer junto con su madre. Esto provocó que el odio creciera mucho mas en su corazón y en un arranque de desesperación empezó a buscar violentamente aquel cofre que meses atrás Martin había recogido del suelo. Este cofre había sido un regalo de su padre y para Karla representaba únicamente todo el odio y aversión hacia su vida y aquellos que la controlaban así que al encontrarlo lo lanzó al suelo con todas sus fuerzas al tiempo que liberaba un grito de ira y dolor pero todo cambió a sorpresa cuando del cofre roto salió una hoja de papel cuidadosamente doblada… Al recogerla con algo de recelo se dio cuenta que era una carta de Martin, fechada del día en que todo ocurrió…


“Lo que más quisiera en este momento es liberarte de tus ataduras y hacerte feliz. Te he seguido porque he notado tu dolor y de alguna manera me siento identificado con él. Quisiera que lo compartieras conmigo para que esta carga no sea tan pesada. Quisiera levantarla contigo pero yo tengo mi propia carga y en unos meses no seré más que un cadáver así que no seré capaz de levantarte de ese dolor. Lo siento…”

Al leer esto un sentimiento de dolor y pánico aún más fuerte que lo que nunca sintió invadió por completo a Karla quien a partir de ese momento invirtió sus recursos en encontrar a alguien que tuviera relación con Martin y 3 meses después dio con el paradero de estas personas.

En contra de sus carceleros Karla logró visitar a la familia de Martin: Sus padres Charles y Miranda, y su hermana Yuri quienes hicieron saber a Karla la verdadera situación de Martin.

Miranda habló con franqueza y todo encajaba en el hecho de que para cuando tuvo lugar el encuentro de estos dos desconocidos, Martin se encontraba desahuciado por una enfermedad terminal… Un mes después de ese día él se fue para no regresar…

Después de enterarse de esto Karla atravesó su embarazo sumida en una depresión que los estaba matando y no existía absolutamente nada que pudiera hacerla sentir mejor; nada excepto su futuro hijo…

Faltando un mes para que el pequeño Martin naciera Karla desapareció del hospital en el cual se encontraba enfrentando su depresión. Nunca más nadie volvió a saber de ella.

Karla la cantante, aquel producto del que todos se alimentaron desapareció entre tantas otras estrellas caídas buscando el éxito. Algunos dijeron que no aguantó todo lo que estaba enfrentando y tomó su vida sin importarle la de su bebe, otros dicen que se volvió loca y ahora vive en la calle pero yo prefiero pensar que gracias a su pequeño Martin Karla retomó fuerzas para continuar y simplemente desapareció para tener la paz que nunca tuvo en su vida.

Que piensas tú???

Escrito por: Norman Leguizamon
Arte: Norman Leguizamon (http://norman-fabian-86.deviantart.com/gallery/)


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