Mi nombre no importa. ¿De donde soy? Tal vez ni lo recuerdes en un par de horas, pero lo que sí te garantizo es que recordarás por el resto de tu vida esta anécdota que a continuación te voy a contar.
Soy un chico normal, y como tal me encontraba una tarde de sábado solo en mi casa viendo la televisión, pasando y repasando los canales que no me ofrecían más que programas aburridos y novelas que sólo
insultan la inteligencia de las personas. No podía encontrar nada que me mantuviera
entretenido aunque fuera por un momento, así que por puro curioso y aburrido decidí colocar el noticiero, el cual estaba precisamente en una noticia de interés para
mí y para cualquier vecino.
“En otras noticias: Se ha presentado un nuevo
homicidio en el norte de la ciudad. Una chica de tan solo 16 años fue
brutalmente apuñalada con objetos contundentes… A los residentes en esta zona
les recomendamos extrema precaución”... “!Mierda! Este es el norte de la ciudad” Me
dije con algo de preocupación; pero yo ERA de las personas que pensaban que
algo así no podría pasarme. No sabía lo equivocado que estaba…
Cuando el reloj marcó la medianoche decidí no
esperar más a mis padres (Quienes estaban en una fiesta) y subí las escaleras
hacia mi cuarto, con tan mala suerte que en la mitad de mi recorrido la energía
se fue dejándome en completa oscuridad; y siempre produce un poco de miedo estar solo en la penumbra pero como no podía quedarme ahí hasta que la luz regresara decidí ir a mi cuarto teniéndome de las paredes, ya que en uno de los
estantes tenía una linterna destinada para este tipo de apuros.
Llegué a mi cuarto, tomé la linterna del estante y la encendí… En ese momento sentí que no debí hacerlo. Tuve una sensación que me decía “Ojala nunca la
hubieras encendido”, y la razón para esto fue que la luz proyectada por la
linterna iluminó una figura de una chica con el cabello negro largo, una pijama blanca como la nieve pero con varias manchas de SANGRE que me horrorizaron al
instante…
La chica no se movía, simplemente apunto su dedo hacia afuera de mi cuarto con una expresión de apuro, a lo que yo solo respondía con un temblor en las
piernas y un frío que me recorría absolutamente todo el cuerpo. No podía gritar, no podía moverme; ni siquiera tuve el valor de desmayarme, no obstante,
esta chica empezó a caminar lentamente y con dificultad hacia mí, como si
quisiera hacerme algo. Mi cuerpo reacciono echándose hacia atrás aun ignorando que la ventana estaba ahí y estaba abierta. Ya se imaginaran lo que paso...
Caí sobre la grama en el jardín trasero de mi
casa, sin embargo, lo más rápido que pude me levante tambaleándome debido al
mareo que me produjo la caída, trepé el muro que delimitaba la calle de mi casa
y caí afuera sin poder creer que todo eso había pasado en una fracción de
segundo.
Ya estando más calmado y con menos mareo decidí mirar hacia la casa por encima del muro, y el terror me invadió muchísimo más al notar que en la primera planta se encontraban tres hombres con linternas en
sus manos, a pesar de no poder verlos con claridad, si pude notar que estaban encapuchados y que traían objetos de metal en sus manos... No se necesita ser
un genio para saber quiénes eran y porque estaban ahí.
En ese momento olvidé a la chica fantasmal que me hizo pasar el primer susto y llamé
inmediatamente a la policía que acudió al instante y atrapó a esos asesinos.
Una hora después mis padres llegaron a casa y
se encontraron con la sorpresa de que yo estaba fuera dando mi declaración a la policía, lo cual evidentemente les hizo pensar que algo malo estaba ocurriendo,
pero se tranquilizaron al saber que yo no estuve dentro de la casa en el
momento que esos hombres buscaban a su próxima víctima. Mis padres juraron
nunca más dejarme solo y asumiendo que yo estaba perturbado me exhortaron a
entrar a la casa para que todos pudiéramos estar tranquilos...
Justo cuando estaba por cruzar la puerta principal de mi casa observé que un poco lejos se encontraba aquella chica fantasma que me había dado ese susto de muerte, pero ya no tenía esa expresión fría en su rostro. Esta vez, ella me miraba con alivio. Yo no pude agradecerle. Solo pude verla desaparecer en medio del frío nocturno pero no sin antes brindarme una sonrisa
de amabilidad.
Escrito por: Norman Leguizamon
Arte: Norman Leguizamon (http://norman-fabian-86.deviantart.com/gallery/)
Escrito por: Norman Leguizamon
Arte: Norman Leguizamon (http://norman-fabian-86.deviantart.com/gallery/)
CALIFICA ESTE RELATO
Buen relato, algo así me paso hace ya tiempo, aunque no había ningún asesino y en lugar de fantasma era un queso tipo "Gouda".....
ResponderBorrarexcelente blog, espero mas historias interesantes... ;)
No entendí muy bien lo del queso pero gracias igual!
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