Si todo fuera diferente (Relato 45)

Esta historia no es nada especial. Es solamente un Relato de lo que puedo ser y jamás fue.



El profesor Julian, encargado del área de idiomas de la universidad (lamentablemente para su grupo) debía abandonar el país ya que al ser extranjero, era necesario regresar junto con su esposa a su tierra natal para atender asuntos de suma urgencia. Razón por la cual, muchos de los estudiantes que tomaban sus clases decidieron hacer una despedida apropiada para alguien que más que un tutor se había convertido en un amigo.

Dentro de estos estudiantes se encontraba Noel, un muchacho que a pesar de  haber tenido únicamente tres clases con el profesor Julian, ya sostenía una suerte de amistad consolidada con este, debido a que ambos, desde el momento de conocerse formaron cierta camaradería, la cual le sirvió a
Noel como el impulso que necesitaba para asistir a una despedida en donde no conocía a ninguna persona y esta era una situación que el siempre procuraba evitar por su naturaleza tímida y retraída.

La despedida tomaría lugar en un centro de Bolos ubicado muy lejos de donde
Noel residía pero aun así a la hora pactada para el encuentro llegó con toda la intención de pasar un buen rato y de paso salir de su zona de confort para tener una experiencia totalmente diferente.

Julian arribó con su esposa y el resto de los estudiantes al centro de juego y para la sorpresa de
Noel, la gran mayoría de estos tampoco se conocían entre sí, de manera que la situación sería de lejos menos incomoda de lo que Noel creía, esto lo relajó por completo y le permitió desenvolverse con toda naturalidad ante el resto del grupo.

-No tienen idea del viaje que tuve desde mi casa hasta este sitio

Al terminar de decir esto con la intención de romper el hielo
Noel escuchó una voz femenina respondiendo:

-De dónde vienes?
-Del occidente de la ciudad

Una respuesta dada con mucha naturalidad, pero casi tan rápido como la respuesta, la naturalidad se esfumó para dar paso a una muy cómoda y agradable inquietud provocada por la persona dueña de esa voz.

Por un segundo todo fue normal, era simplemente una chica del grupo, pero después de ese segundo todo tomó un rumbo distinto ya que por alguna razón que desconocía,
Noel no podía apartar su mirada de esta muchacha que hasta hace unos cuantos segundos acababa de ver por primera vez.

No preguntó su nombre ya que aún estaba ocupado intentando asimilar lo que estaba pasando en su interior. Sin embargo, para su fortuna, entre los otros muchachos del grupo había unos dos que la conocían y la llamaban por su nombre… Lena.

Sin pensarlo demasiado
Noel aprovechó el ambiente del lugar para acercarse a Julian con la intención de preguntar si Lena se encontraba comprometida pero su profesor y amigo ignoraba totalmente esto, cosa que no impidió un “Ánimo” por parte de este hacia su estudiante.

El juego dio inicio y lo que prometía ser una tarde de jugar bolos con personas desconocidas se convirtió en una cruzada por impresionar a una chica para la cual
Noel era un perfecto desconocido. Una de las pruebas más difíciles que un hombre puede afrontar.

Un tiro tras otro la tarde culminaba y
Noel de una manera o de otra intentaba entrar un poco más en la vida de Lena pero tal vez el ambiente del lugar, tal vez los amigos o tal vez no era el momento, pero por alguna razón, la energía  no estaba a favor. No obstante Noel no solo era tímido y retraído sino muy obstinado, y no aceptaría dejar morir el día sin por lo menos obtener su número de teléfono.

Finalmente, tras dos horas de juego, la tarde llegaba a su fin, pero no sin antes tener una invitación muy particular de parte, nada menos que de Lena…

-Mi papá vive muy cerca de aquí y tiene una heladería, me gustaría invitarlos a un helado!

En ese momento Lena tomó su teléfono celular para conversar con alguien,
Noel se acercó con disimulo para escuchar si la conversación tal vez sería con su pareja, pero un alivio lo invadió al escuchar “papá” y esto lo convenció más de salir victorioso de su cruzada, o más bien, obtener su número de teléfono.

Algunas veces el destino es algo irónico. Algunas veces pareciera que alguien o algo, en alguna parte lejos de nuestro alcance orquestara todo de cierta manera que no hay margen a la casualidad. Y precisamente esto sintió
Noel al darse cuenta que saliendo del centro estaba solo con Lena y el resto del grupo se encontraba un poco alejado de ellos, dando la posibilidad que tanto buscaba, así que sin dudarlo ni un segundo, un entusiasmado y nervioso chico articuló cuatro palabras que, si bien pueden sonar toscas, fueron pronunciadas con convicción y seguridad.

-Te gustaría intercambiar números?

Al parecer Lena no se esperaba semejante petición por lo que su inicial reacción fue guardar silencio por escasos dos segundos y esbozar una pequeña sonrisa.

Dos segundos que para
Noel parecían eternidades, sin embargo, y para su fortuna, un “Si” convirtió esa zozobra en una pequeña pero duradera alegría.

Casa de Lena

Todos comiendo su helado, el único que rechazó la invitación fue el que más debería haberla aceptado, sin embargo, no podemos culpar a
Noel por haber declinado el ofrecimiento de un rico helado nocturno ya que una mezcla de emoción y nervios impedía que sintiera algún antojo o necesidad de comer, y como lo bueno dura poco (O eso dicen) la noche cayó anunciando la hora para cada cual de regresar a su casa.

Todos se despidieron de Julian con gran nostalgia pero con agradecimiento en igual medida. Se hicieron promesas de encontrarse de nuevo y abrazos iban y venían.
Noel tomó ventaja de la situación para acercarse a Lena y concretar lo que le había pedido unas cuantas cuadras antes.

Lena amable y hasta cálidamente pronuncio número por número y evocando a aquel ser u objeto que puede estar controlando nuestros destinos; al terminar de guardar el número,
Noel vislumbró las luces de un taxi que se acercaba lentamente para recogerlo y no tuvo más tiempo que para despedirse y decirle a Lena una última cosa:

-Me encantó conocerte.

Para Lena fue un día normal, y probablemente lo único fuera de contexto fue esa persona que de un momento a otro pidió su número, pero para
Noel había sido un día excepcional, una ocasión como pocas, definitivamente un día para recordar.

Los días pasaron y
Noel en su trabajo solo podía pensar en el momento en que usaría ese número para contactarla. Una mezcla de nervios, emoción y optimismo constantemente pululaban alrededor y dentro de él, aunque a medida que el tiempo se acortaba, los nervios predominaban entre todo el manojo de emociones que este muchacho experimentaba.

Como el tiempo no da treguas, sencillamente el momento llegó.
Noel se encontraba en el estacionamiento frente a su apartamento con la noche como único testigo de lo que estaba por hacer, tomó su teléfono y llamó a Lena con el corazón en la garganta pero con el pensamiento de no haber pedido su número en vano sino hacer lo que se supone que se debe hacer con él.

Un timbrazo tras otro hizo que
Noel pensara por un instante que Lena no contestaría pero no pudo estar más equivocado. Efectivamente un “Hola?” del otro lado del teléfono se escuchó claramente y la conversación inició.

Tímido y retraído son dos inconvenientes que pueden destruir una conversación telefónica de esta índole pero para la sorpresa de
Noel, Lena era una persona muy accesible y aunque como era de esperarse, la conversación tuvo un inicio bastante soso e incómodo, todo fue mejorando conforme progresaba. Tanto así que incluso Noel logró invitarla a una cita.

Sin ninguna mala intención,
Noel logró que Lena aceptara encontrarse para tomar algo con él y hablar con el fin de conocerse mejor pero una vez más; a veces pareciera que el destino es controlado por alguna fuerza ajena a nosotros y nada podemos hacer. Solo observar y soportar.

En el momento que
Noel oprimió el botón de colgar la llamada, todo empezó a desmoronarse.

A menos de 24 horas después de haber conversado Lena regresó la llamada a
Noel pero como el Jing y el Jang, uno llamó a la otra con la intención de invitar, la otra lo llamó con el fin de cancelar.

Si, Lena hizo una llamada a
Noel para decirle - No podemos vernos - Y aunque esto molestó a Noel, este no podía demostrar su incomodidad ya que la excusa de Lena para incumplir la cita incluía a su familia y en ese caso no hay nada que pueda decirse o hacerse. De igual manera, la promesa de una próxima llamada por parte de la chica hizo que la preocupación desapareciera.

Sin embargo esa llamada nunca llegó…

Con el pasar de los días
Noel cayó en la cuenta de que si dejaba simplemente pasar el tiempo Lena desaparecería de su vida y todo lo que vivió dos semanas antes en el centro de juegos no sería más que una miserable burla. Este último pensamiento le trajo mucha rabia, sin embargo tomó un aliento y de nueva cuenta hizo la llamada solo para tener la sensación de que habían pasado años desde la última conversación.

Habían pasado únicamente dos semanas, pero por la forma fría y cortante en que Lena hablaba parecía que habían transcurrido varios años.

Todos tenemos un foco de atención en nuestras vidas. Para algunos su foco es la familia, para otros es la pareja, para otros es la amistad y para muchos es su trabajo. Lena era una de estas personas que entregaba su vida al trabajo y por esta razón, la única respuesta que pudo darle a
Noel fue…

-Cuando no tenga tanto trabajo te llamaré.

Noel, al escuchar esto, prometió hacerse a un lado y no interrumpir, y aunque parecía creer en esas palabras, la verdad es que en el fondo aquello de la miserable burla parecía una opción más realista que cualquier otra.

Pasaron semanas tras semanas y aunque
Noel guardaba cierta esperanza de recibir aquella llamada, lo cierto es que jamás sucedió y de una manera calmada pero cruel, aquel interés que nació en él, aquella euforia que sintió ese día en el centro de juegos y aquella agradable inquietud indefectiblemente murieron dejando a su paso únicamente dudas.

Noel se preguntaba si haber insistido un poco más habría servido.

Tal vez una llamada más, tal vez un mensaje de texto habría hecho alguna diferencia?
Tal vez haber hablado distinto en el centro de juegos?
De qué forma las cosas podrían haber sido diferentes?
Podría haber hecho algo para que todo fuera diferente?

Muchas interrogantes atacan a
Noel de manera inmisericorde, y lo peor es que no hay manera de aclararlas.

Todo lo que
Noel puede hacer ahora es soportar y olvidar.

Como dije, esta historia no es nada especial; la única persona que tuvo casi que su vida entera en este limbo durante un mes fue
Noel y aun el tendrá que aprender a desvirtuar y seguir su camino.

Escrito por: Norman Leguizamon
Arte: Norman Leguizamon
 

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